Caminante del Vacío

He explorado muchos territorios y aprendido de muchas fuentes sabias, pero el mayor conocimiento lo he recibido de mis muertos.

Ellos, mis padres, mis tíos, mi abuela, mis hermanas y hermanos del espíritu, y todas aquellas almas que he podido guiar en sus últimos momentos, son quienes me han legado la sabiduría del bosque, de la luna, y del vacío en el que todo reposa.

En su partida, fui la guardiana de su silencio, sosteniendo sus manos bajo el manto de la noche, aplicando el bálsamo de la calma, recitando sutras en voz baja, elevando sus espíritus hacia la nada infinita.

Me eligieron para ser su guía en la penumbra, para acompañarles hasta el borde del misterio y cruzar con ellos hacia la claridad del no-saber. En sus susurros escuché la voz del bosque nocturno, en sus silencios, el eco de ku, esa nada que lo contiene todo.

Por ellos me preparo, para ser una vigilante del instante presente, una caminante del misterio, del silencio y el vacío. Ya no busco más herramientas para ser mejor, sino para cultivar la pureza del momento presente, en este sendero que me llama y que también yo elijo con cada paso consciente y cada respiración profunda.

Mi intención es recorrer este camino con la ligereza de la niebla en la madrugada, la visión clara de la luna entre las ramas, la firmeza de la tierra bajo mis pies, la calma de un lago en la penumbra, y la compasión que arde en lo más profundo de mi ser.

Seré como el susurro del viento en la copa de los árboles, presente y fugaz, pero lleno de significado...

Pensado y dedicado a todos los cuidadores de historias y silencios.

Danitze Velasco